El 1x1 del Barcelona ante el Villarreal

Las dos ocasiones claras del Villarreal acabaron en gol. La defensa lo dejó vendido en ambos casos, pero acaba la temporada ofreciendo la misma sensación que todo el ejercicio: ha dejado de ser un portero salvador.

Su posición táctica jugado prácticamente de interior dejó un boquete tremendo en la banda derecha por donde llegaron los dos goles. Adama no tuvo suficiente fuelle para hacer las ayudas con acierto. Fue sustituido y no le sentó excesivamente bien.

Hay que agradecerle que tuviera amor propio y no se tomara el partido como algo intrascendente. Puso fuerza en defensa y a balón parado en ataque fue una amenaza constante.

Cumplió con el expediente sin más. A la que el Villarreal pisó un poco el acelerador sufrió y su función fue sumar lo que pudo a un Araujo que debía multiplicarse de manera constante.

Trató de aportar algo de profundidad por la izquierda, pero la temporada se le ha hecho larga y poco más se le puede pedir. Buscó huecos y hacer daño por la banda en las pocas opciones que tuvo.

Empezó bien, empujando al equipo hacia adelante en la presión y con recuperaciones en campo contrario. Incluso probó un disparo a puerta, si bien poco a poco fue perdiendo fuelle y los problemas llegaron con las transiciones del rival. No podía estar en todas partes.

Corre sin parar, es pura voluntad, pero no le sale prácticamente nada. Da la impresión de no tener claro cuál debe ser su encaje en el sistema de Xavi y los rumores de una posible salida parece que le están frustrando aún más.

Se notaba que le dolía acabar su primera campaña en el primer equipo con una derrota y puso todo su esfuerzo a disposición del colectivo. Incluso quiso ir demasiado deprisa cuando algunas acciones pedían más temple.

Cuajó un buen primer tiempo, sumando energía al juego y centrando de forma constante al área. Sin embargo, su actuación quedó empañada por el grave error en el segundo gol del Villarreal cuando cedió el balón atrás para que Moi Gómez fusilara a la red.

Albiol y Pau Torres lo sujetaron por completo. Al gabonés ni se le vio entre los dos centrales del Villarreal y tampoco tuvo peso saliendo del área. Si no tiene opciones de remate, es un futbolista que pasa desapercibido.

Quiso cambiar el guión del partido con irrupciones y entradas muy enérgicas. Pudo forzar un penalti, pero Moi lo trabó justo antes de la línea y el VAR anuló la pena máxima pitada inicialmente.

Sigue con su proceso de adaptación tras su larga lesión. Siempre está vigilante y casi aprovecha un rechace de Rulli para marcar, aunque se encontraba en fuera de juego.

Pudo ser su último partido en el Camp Nou y su actuación no pudo ser más pobre. Debía ejercer de revulsivo y actuó con su indolencia habitual.

Se esforzó para dar variantes ofensivas y poner en algún apuro a la zaga contrincante, aunque apenas tuvo oportunidades.

Saltó con ganas de aportar soluciones y arriesgar. No estuvo fino, pese a intentarlo.

Xavi quiso darle los que pueden ser sus últimos minutos como blaugrana por su comportamiento ejemplar.