El 1x1 del Barcelona en Roma

Dzeko le cogió en frío y, mientras dudaba si salir o no, el balón ya había traspasado la línea de gol. Fue la primera de las muchas veces que llegaron a su área. Encajó el segundo de penalti y no tuvo ni un segundo para coger aire. Evitó el tercero de Dzeko, pero nada pudo hacer ante Manolas.

Le tocó arremangarse y sufrir desde el primer minuto. La presión alta de la Roma le incomodó en todo momento, impidiéndole aventuras en ataque. Se vio obligado a estar siempre pendiente en defensa. Demasiado frágil.

Los romanos aparecían por todos lados y en manada. Se le acumulaba el trabajo con un centro del campo ausente. Intentó tranquilizar el juego sin éxito y acabó cometiendo un penalti evidente sobre Dzeko. 

Está muy lejos de la versión con la que sedujo al Camp Nou. Dzeko le superó en el 1-0 a los cinco minutos. A partir de ahí, todo fueron dudas en un partido inexplicable del francés.

Cuando alguien gana una carrera a Jordi Alba es que algo no funciona. No dominó nunca su banda ni supo frenar las llegadas de un rival que parecía jugar con tres más. 

Valverde echó mano de él para dar consistencia al equipo, pero Sergio fue todo menos consistente. Vio pasar uno tras otro los balones a su alrededor sin ser capaz de cambiar la dinámica. Jugó infiltrado y eso pudo mermar sus prestaciones.

El croata intentó dar pausa al fútbol blaugrana y bajar las revoluciones al partido. No lo consiguió y acabó navegando en el centro del campo como el resto de sus compañeros.

Nada más arrancar el partido pudo sentenciar la eliminatoria, pero disparó flojo. A partir de ahí, más intenciones que realidades. Incómodo siempre y superado con frecuencia por la intensidad de la Roma.

No disfrutó en ningún momento. Al Barça le duraba tan poco el balón que su fútbol lo pagó. Defender sin parar no es la faceta en la que más brilla. No tendrá buenos recuerdos de su partido.

Salió dispuesto a resolver por la vía rápida, pero la Roma le frenó a base de faltas y ayudas defensivas. No pudo exhibir su habitual contundencia. Tampoco con faltas desde la frontal.

De los pocos que puede salvarse, aunque solo por la lucha que siempre presentó. Le puso la intensidad que pedía el ritmo impuesto por la Roma, pero poco más.

Salió para ganar más posesión, pero se dejó llevar por el devenir del encuentro sin aportar ni en positivo ni en negativo.

No añadió nada positivo a un equipo que naufragó de forma preocupante. A penas tocó el balón cuando entró al césped.

Le faltó tener fe en que volver a ponerse por delante en la eliminatoria era posible. Nunca creyó.