El 1x1 del Barcelona ante Las Palmas

Lo único que tuvo que hacer es estar atento a las cesiones atrás de la defensa. Tuvo más trabajo con los pies que con las manos. Las Palmas apretó muy poco y de forma imprecisa, pero no perdonó desde los once metros en un penalti que le cogió por sorpresa.

Jugó más retrasado de lo que suele ser habitual. Aleix, primero, Coutinho y Dembélé después, frenaron al de Reus, que, cuando decidió dar un paso al frente, tampoco se mostró demasiado acertado.

Las Palmas no exigió su mejor versión en un partido en el que Umtiti se impuso prácticamente siempre a sus delanteros. El árbitro le castigó con una amarilla por una falta dudosa en la frontal. 

Conoce el oficio y lo ejerce sin contemplaciones. Lo mejor del belga es que asume su papel de secundario sin problemas. Sabe dónde está, quién es y qué se le pide. Y obra en consecuencia.

El partido pedía más valentía, pero el francés se prodigó poco en ataque. Estuvo más pendiente de su espalda que de aportar arriba. Por si fuera poco, Mateu Lahoz le castigó con un penalti por manos inexistentes.

Leyó el partido a la perfección, evitando que Las Palmas desplegara el fútbol que ideó Jémez. Partido muy táctico de Busquets, al que le costó, eso sí, conectar con los de arriba. No es él el que debe liderar la maquinaria.

La primera mitad del brasileño fue muy poco productiva. Se dedicó a no perder la posición y ahorrar esfuerzos innecesarios. Le faltó una marcha, algo de desorden, donde se encuentra más cómodo. No aportó nada en un partido soso.

Jugó algo más cerca de Busquets, lo que le alejó de la zona en la que suele hacer más daño. Sin estar mal, influyó poco. Lo intentó con un disparo de rosca que salió fuera en la primera mitad. Ovacionado cuando le cambiaron.

Valverde prefirió a Aleix Vidal antes que a Dembélé en un partido en el que buscó abrir la banda sin demasiado éxito. Cuando lo hizo, sus compañeros le buscaron poco. Se olvidaron de él y acabó dejando su sitio a Coutinho. 

El partido subía de pulsaciones cuando le llegaba el balón. Buscó a Suárez cada vez que pudo, pero faltaron compañeros de viaje a su lado. Tocaba hacérselo solo. Provocó dos faltas y marcó en la segunda. Nunca falla. Ni cuando el juego es espeso.

Quizás por ser consciente de que no podía ver la amarilla, mordió menos de lo habitual. Jugó algo más escorado en banda y eso restó trascedencia a su fútbol. Mejoró en la segunda mitad, pero le faltó claridad.

Jugó la última media hora y se situó en la banda derecha, mostrándose siempre vertical. Entró bastante en juego, pero sin dar sensación de peligro. Leyó casi todas las acciones en la frontal de forma errónea.

Inició el partido desde el banquillo, algo nada habitual para él, que lo juega todo. Jugó la última media hora para dar una marcha más al equipo, algo que no había dado Paulinho. Lo logró a medias.

El partido requería algo diferente cuando entró, pero, pese a intentarlo y mostrarse voluntarioso, no le acabó de salir nada.