El 1x1 del Barcelona ante el Levante

El travesaño le salvó del gol del Levante cuando peor lo pasaba el equipo. Por lo demás, estuvo fino en los blocajes y sacó dos manos prodigiosas.

Perfilado a la derecha de la línea de tres, tuvo la misión de contener a Motales, que se acercó por su zona. No dio ni una opción al 'comandante'. Fue un valladar y con el lateral diestro en su horizonte, se permitió alguna destacada subida por la banda. Impecable, encima culminó su actuación con un gol.

Se ubicó en el centro de los tres centrales, por lo que tuvo mucho contacto con el balón al iniciar las jugadas. Vigiló de cerca a Boateng y tuvo un partido muy cómodo.

Volvió a jugar en Liga ocho partidos después y el belga estuvo tranquilo y sin grandes contratiempos. Le costó unos minutos ubicarse y no ocupar la parcela de Jordi Alba.

El francés debutó como carrilero y lestuvo atento en misiones defensivas, presionó bien y robó balones. En ataque, no se complicó la vida y se dosificó, sin desbordar tanto como es habitual. Cuando lo intentó, fue cazado por Cabaco, que vio una justa roja. Por suerte, no se hizo daño.

Mejor en ataque que en defensa cuando jugó en el centro del campo. El croata hizo gala de su buena visión de juego con acertados pases, pero a la hora de bajar se evidenció que le falta aún adquirir su mejor forma. Valverde lo probó después de central, una buena decisión ante los problemas de efectivos en la zagga. Sin contratiempos.

Pocas veces habrá tenido 'Busi' tanta compañía en el centro del campo. Se sintió más seguro y no tuvo que bajar tanto a la línea de centrales a conducir el balón. Actuó de auténtico 'stopper', enganchando todos los balones sueltos como un imán.

De menos a más. Contenido por la superpoblación en el centro del campo y algo desesperado, acabó encontrando su sitio y dio la asistencia a Leo Messi del cuarto gol azulgrana. Mejor cuando tiene espacios.

Tras un primer tiempo en el que tuvo que adaptarse a la posición de carrilero, se desató en una segunda mitad dondie volvió a ser el Alba de siempre. Regresó su excepcional conexión con Messi para sumar una nueva asistencia de gol, la séptima esta temporada.

Tres goles y dos asistencias. ¿Qué más se puede pedir? Messi fue quien dio el golpe encima de la mesa a un partido que parecía encaminado al sufrimiento. Asistió a Suárez con clarividencia y luego pensó que era su turno de marcar y llevarse el enésimo balón para casa. Insaciable, tiene al alcance ser el máximo goleador mundial del año.

A la primera que tuvo clara, el pistolero sacó su fusil y no falló. En un partido hasta ese momento cerrado, su eficacia al fusilar a Oier fue un soplo de aire fresco. Totalmente enchufado, colaboró en todos los goles. Falló uno increíble, al querer cruzarla demasiado.

Su entrada al terreno de juego dotó al equipo de posesión y sentido común. El brasileño es imprescindible en un equipo que necesita sus dosis de talento y de conducción del juego.

Quiere demostrar mucho en poco tiempo y la desesperación se lo come. El brasileño no está acostumbrado a la suplencia y necesita desquitarse. Chutó muy desviado en una de sus características acciones y colaboró en el último gol.

Volvió a tener escasos minutos y le tocó hacerlo como carrilero diestro. Oier evitó que marcara en uno de los que se presuma últimos partidos con el barça. Chuto flojo.