El 1x1 del Barça - Sevilla

La alta presión del Sevilla obligó al alemán a convertirse en el primer hombre, desde el que arrancaba el Barça. La defensa se apoyó mucho en él. El Sevilla no llegó claro, pero se mostró muy seguro en los balones por alto. A un cuarto de hora para el final paró un penalti inexistente a Ocampos que dio vida al Barça.

Los tres centrales le sientan de maravilla. Tiene la banda para sí solo en ataque y la aprovecha porque no debe estar pendiente de lo que ocurre a su espalda. Cuando alguien levanta la cabeza en el centro del campo, ahí está él, esperando en la banda solucionando problemas. Gran duelo con Acuña.

No solo a nivel defensivo, sino también con el balón, lanzándose al ataque cuando Dest lo permitía y jugando rápido tras cada recuperación. Oliver Torres soñará con él, pero también el resto de atacantes. Sánchez Martínez le .

"Aquí mando yo", dice Gerard refiriéndose a la zona en la que ejerce. "El resto depende de vosotros", parece decir. Y así es. Desde el centro de la defensa ordena al equipo empezando cada jugada y acabando la del rival. Tuvo tiempo de, en el descuento, forzar la prórroga, que la jugó cojo. ¡Oh, presidente, mi presidente!

Atrás quedan las dudas del francés, que no solo minimizó a los puntas del Sevilla con jerarquía, olvidando errores infantiles, sino que se atrevió cuando vio la ocasión para romper líneas con el balón pegado al pie. Mantuvo el tono todo el partido, pero en la prórroga estuvo a punto de cometer un penalti involuntario.

Donde había pelea, ahí estaba él, dándolo todo. Tensionado desde el primer minuto, fue un delantero más cuando fue requerido para ello, pero nunca olvidó bajar para echar una mano a Lenglet. De volea acrobática envió un balón al larguero con 1-0.

Es un caballero del fútbol, al que el traje que le ha colocado Koeman a su alrededor le sienta de maravilla. Arropadito por sus compañeros, su fútbol emerge sin fisuras. Fallar un pase no entra ya en sus planes.

No hace falta mirar estadísticas para saber que fue el jugador que más kilómetros recorrió durante los noventa minutos. ¡Qué exhibición de fuerza! Con el balón en los pies, una locomotora; sin él, un Miura.

¡Qué bueno que te recuperaste! Cada movimiento que realiza tiene sentido: un control orientado para deshacerse de la marca, una conducción milimetrada o un pase en corto que abre mundos. Un futbolista de época.

Las cosas tienen sentido cuando el balón pasa por sus botas, orientando todo lo que debe ser orientado, incluidos los movimientos de sus compañeros. El Sevilla sufrió muchísimo cada vez que le veía controlar. No tuvo suerte con el gol, pero siempre estuvo muy cerca.

Adaptadísimo a la posición de delantero centro, que le va como un guante, el galo las tuvo de todos los colores y marcó la más difícil, desde fuera del área. Esta vez con la derecha. Sudor frío de la defensa hispalense cada vez que recibía.

La suplencia le ha sentado bien. Salió por Dest para jugar la última media hora y se mostró dinámico y generoso desde el primer segundo. Comprometido e intenso, así sí. Suyo fue el centro que acabó en el gol de Piqué forzando la prórroga y el de Braithwaite en el tercero.

Salió el último cuarto de hora para aportar aire y piernas al equipo. Se situó en la banda derecha y en funciones ofensivas.

El canterano ofreció intensidad y pulmones al centro del campo en minutos en los que el Barça apretó sin descanso al Sevilla.

Necesitaba más madera Koeman y ordenó la entrada del danés para sumar efectivos en ataque. Encerró un poco más a la ya encerrada defensa del Sevilla y marcó el tercero en la prórroga.

Jugó el tramo final y forzó una falta al borde del área que le costó la expulsión a Fernando.