El 1x1 del Barça contra el Rayo Vallecano

Tuvo mucho trabajo, especialmente en el primer cuarto de hora de juego, y lo resolvió relativamente bien. El Rayo Vallecano tampoco lo exigió demasiado. No pudo hacer nada para evitar el gol de Falcao, pero tampoco efectuó ninguna intervención milagrosa. En la salida de balón, identificó bien las situaciones y estuvo acertado en la ejecución, pero cometió una pérdida peligrosa.

Combinó momentos de cierta desconexión con alguna subida interesante. Se compenetró bien con Dest, pero fue poco decisivo en campo rival. Defensivamente, cumplió sin hacerse notar, ni para bien ni para mal. Tuvo que ser sustituido por unos problemas musculares. La continuidad sigue siendo una de sus asignaturas pendientes.

De menos a más. Empezó con dudas y con dos pérdidas intolerables. Le costó recuperar la confianza, pero poco a poco lo consiguió. Ayudó que el Rayo se adelantara en el marcador y diera un paso hacia atrás tras el descanso. Es un futbolista importante en la salida de balón: suele discernir la mejor opción y ejecutar los pases bastante bien.

Su jerarquía defensiva es innegable. Su lentitud, también. En líneas generales no completó una mala actuación, pero volvió a salir en la foto. Radamel Falcao le superó en un mano a mano no precisamente rápido que finalizó con el único gol del encuentro. En la segunda mitad fue amonestado en otra jugada que evidenció sus carencias.

Pasivo. La que normalmente es una de las principales armas ofensivas del Barça se quedó sin pólvora en Vallecas. El equipo echó mucho de menos su hiperactividad en ataque. Se asoció bien, pero poco, con Memphis Depay. Sin sus subidas es muy complicado. Se hizo daño en la rodilla en una acción fortuita, pero pudo acabar el duelo sin aparentes problemas.

El director de orquestra estuvo notable, pero falló en el momento más importante de la obra. Suyo fue el error que acabó con el gol del Rayo Vallecano. Se equivocó y perdió influencia en el juego tras la inoportuna equivocación, aunque después del descanso dio un paso al frente e intentó liderar, sin éxito, una sublevación culé.

Espabiló al Barça en el minuto 8, con una recuperación en el área rival que finalizó con un disparo de Memphis que, aunque no vio portería, calmó los ánimos del Rayo Vallecano. Ayudó a la circulación del balón, robó el esférico varias veces y mostró un despliegue que los de Koeman agradecieron mucho. Realizó una muy buena asistencia al 'Kun', pero el argentino la desaprovechó. Estuvo a punto de marcar en el inicio de la segunda parte, pero su disparo con la zurda no encontró portería. Fue uno de los mejores futbolistas blaugrana del partido, aunque se fue apagando paulatinamente.

No es extremo. El primer paso para rebelarse contra la realidad es aceptarla. Jugó en la media punta derecha durante una hora y volvió a recordar que no destaca precisamente por su acierto de cara a puerta. Intentó primero un disparo con la izquierda que acabó en nada y, después, no pudo rematar bien un centro de Memphis. Cuando entró Demir por Sergi Roberto, regresó al lateral y perdió protagonismo.

Centenario... y nada más. El partido tuvo muchas más revoluciones de las que pedía su cuerpo. La intensidad de los jugadores del Rayo le sobrepasó. Cuando su equipo encadenó posesiones largas y recibió entre líneas, fue intrascendente. Perdió 15 balones y fue amonestado. Koeman le ubicó en la media punta, su teórica posición ideal, y no estuvo a la altura de las expectativas durante los 73 minutos que estuvo sobre el verde. Una vez más, superado.

Ambiguo. Se giró bien cuando recibió el balón, desequilibró y fue uno de los mejores jugadores del Barça, pero estuvo errático a la hora de culminar jugadas. Sufrió con la elevada intensidad del Rayo y desesperó en algunas ocasiones, cuando la falta de ideas en ataque de su equipo le otorgó una responsabilidad que le costó satisfacer. Provocó un penalti, pero lo falló. Koeman le pidió que fuera más determinante y se quedó en el intento.

Koeman dijo en la previa que el argentino no estaba para jugar 90 minutos... y tuvo 98'. En la primera parte paso completamente desapercibido, aunque erró un uno contra uno. Pidió penalti, pero Mateu Lahoz no se lo concedió. En la segunda mitad contó con dos buenas oportunidades, pero no estuvo fino de cara a portería. Pudo empatar en el 96', pero su remate de cabeza se estrelló contra el lateral de la red.

Tuvo más de media hora para demostrar que Koeman se ha equivocado apartándolo de sus planes, pero no le quitó la razón al neerlandés. Solo tocó 15 veces el balón. No hubo rastro de la confianza que el austríaco exhibió en pretemporada.

Lo intentó como siempre lo hace, pero sin la brillantez que le caracteriza. Con más corazón que cabeza. Se sintió algo solo en su ejercicio de carácter y personalidad para pretender cambiar las cosas. Participó mucho menos de lo que los de Koeman necesitaban y falló una ocasión clarísima en el último suspiro.

Como su fichaje. Salió en los últimos minutos para cumplir la misión por la que, precisamente, el Barça lo incorporó en el último día de mercado: rematar algún centro lateral en escenarios de posibles remontadas. No solo no lo hizo, sino que mandó al quinto anfiteatro un disparo desde zona de tres cuartos con Dimitrievski fuera de su portería.