El 1x1 del Barça ante el Mallorca

Fue clave en el primer gol al servir de puerta rápido y estar atento a la oportunidad que le ofrecía Griezmann. Su desplazamiento largo y preciso dejó solo al francés ante Reina, que no falló. Pero el alemán no acabó satisfecho por el error cometido en el segundo gol del Mallorca, nada habitual en él. Se rehizo con una gran parada a Cuchu Hernández.

Vio la amarilla a los pocos minutos del inicio tras una falta a Take porque estuvo en todos lados. Lo que podría ser un punto en su contra fue todo lo contrario. Se multiplicó en defensa y ataque, donde ofreció infinidad de soluciones por su banda. Fue, sin duda, su mejor partido de la temporada. Una exhibición en todos los sentidos.

El último hombre se dedicó a limpiar todos los balones que aparecían por el área blaugrana o por sus alrededores. Lo cortó todo por estar bien colocado y por estar atento. 

Jugar cerca de Junior obliga a desdoblar funciones. Además de su trabajo como central, que solucionó con oficio y seriedad, ayudó en el lateral para evitar sustos innecesarios. No pudo rechazar limpio el remate en el gol de Budimir.

Su propuesta está dos o tres peldaños por debajo de la de sus compañeros. No es un tema de mentalidad, sino de prestaciones. Mucho deberá crecer para situarse al nivel que pide un equipo como el Barça.

Se le vio disfrutar. Y hacía tiempo que eso no ocurría. Vio cómo sus compañeros se movían dinámicos y con mucho sentido, imprescindible para que su fútbol fluya. La compañía de Rakitic le sienta bien. Qué lujo verle así.

Si hizo algo mal no se notó. Es lo que tiene ser un vetarano del centro del campo y ejecutar todas tus acciones con experiencia. Cortó, jugó fácil y difícil, siempre con confianza y muy cercano ya a su nivel habitual.

De ver cómo a su alrededor el movimiento era constante, lo que le ofrecía siempre oportunidades de pase. Se sintió cómodo y feliz de no ser el único que buscaba dinamizar el juego. Valverde le sustituyó a la hora de partido para darle algo de descanso.

El Barça jugó al ritmo que marcó el '10', que celebró su sexto Balón de Oro con tres golazos. Se lo pasó en grande dando regalitos a sus compañeros en forma de asistencias o pases en profundidad, pero acabó decidiendo él mismo, como siempre. Otra babaridad del mejor. 

Envió un balón al palo, tiró paredes sin descanso y desmarques constantes. Disfrutó jugando en la posición de nueve sin necesidad de ver puerta, algo poco habitual en él. Hasta que decidió que ya era suficiente, que él también quería fiesta, y marcó un golazo de tacón. ¡Qué taconazo!

Nada más arranca el partido ya dio la sensación de estar pasándoselo bien en un par de jugadas en las que mostró talento y habilidad. Cuando le llegó la asistencia de Ter Stegen, agarró el balón con convicción y superó a Reina con clase.

Su fútbol no encajaba con lo que estaba practicando el Barça y, cuando entró al campo, el equipo bajó su velocidad, frenado en parte por la participación del chileno.

Ha tenido que esperar quince jornadas para volver a tener minutos. Entró por Rakitic, se situó en el centro del campo e intentó divertirse, aprovechar los veinte minutos que tuvo. Logró su objetivo.

Jugó los últimos cinco minutos y vivió desde dentro el rato final de un partido espectacular de los blaugrana, que no está mal. Además, casi colabora marcando el sexto. No jugaba desde la derrota en el campo del Levante.