El 1x1 del Barça ante el Levante

El Barça, incluso más de lo habitual, se fue hacia la portería rival como si no hubiera mañana. El meta holandés intervino muy poco, prácticamente nada. En las escasas veces que lo hizo, no tuvo problemas. Incluso le sonrío la suerte con un remate al palo de Boateng.

Entendió el partido desde el primer minuto y, aprovechando que le apretaron poco, acompañó a Dembélé en todas sus acciones. Jugó valiente y decidido y suya fue la asistencia del gol de Messi.

Consciente de que aún no ha acabado de leer el libro de instrucciones, se centra en cumplir con lo que indica el resumen que le han hecho. Jugó sin florituras.

Sin Piqué a su lado ni Busquets por delante suyo, Clement lideraba la defensa por jerarquía. Lo hizo frenando las pocas llegadas del Levante. Sobrio y eficiente, no sufrió nunca.

Le pone una intensidad a su juego que muy pocos aguantan su ritmo. No descansa nunca, siempre se muestra activo, lo que permite a sus compañeros desahogarse si lo necesitan mirando a su banda. Allí está siempre para ayudar.

Le tocó ejercer de Busquets y evitó aventuras desconocidas, lo que restó verticalidad a su juego. Se adapta a lo que le pidan. Para lo que sea necesario, ahí está el croata. Pocos futbolistas con tanta inteligencia táctica.

Cuando el balón pasaba por sus botas, el juego fluía con mayor precisión. Ofrece soluciones constantemente en cualquier zona del terreno de juego. No pierde ni un solo balón y, además, se atreve ya a probar el disparo. Un partido completísimo.

Se hartó de correr, como siempre, de cortar, como es habitual. Pero, además, se sumó al ataque con mucho criterio y llegando con peligro. Suyos fueron dos remates que pudieron acabar en gol. Le puso fe desde el inicio, empujando a todo el equipo.

Le puso velocidad a sus acciones y mala intención en cada disparo. Jugando más cerca del área parece sentirse más cómodo y completó un buen encuentro al que le faltó el gol para marcharse del todo satisfechó cuando dejó su sitio a Suárez.

Con Messi de falso nueve, trató de ejercer del argentino. Tiene tanta confianza en sí mismo que se atreve a todo. Pero cuando mejor funcionó es cuando intercambiaron los papeles. Leo le dejó solo dos veces y dos veces fue gol. Se le vio disfrutar y también inició la jugada del tercero.

Juegue donde juegue, es el mejor. Empezó frío, fallando algunos pases sencillos, pero cuando tuvo que resolver, no faltó a la cita. Dejó solo dos veces a Dembélé, en tan buena posición que incluso rematando mal, era imposible fallar. Marcó el tercero con una definición delicada.

Ni tener la eliminatoria controlada evitó que el uruguayo apareciera sobre el césped para jugar media hora. Ya descansará cuando se retire.

Volvió a aparecer en la banda izquierda. Hace lo que le piden, le guste más o menos, sin quejarse nunca. Impagable.

Suya es la responsabilidad de que el Barça llegara al Camp Nou necesitando solo dos goles. Se ha ganado a más continuidad, aunque solo sea para avisar a quien le quiera que no se regala. Regaló una croqueta que habría firmado Laudrup y estuvo cerca del gol.