El 1x1 del Barça ante el Leganés

El Leganés remató poco entre los tres palos, pero uno de esos disparos pilló al portero alemán frío y desprevenido en el gol de En-Nesyri. Por lo demás, cumplió sin problemas el poco trabajo que tuvo. 

Titular como lateral diestro, cumplió el trámite. No desentonó: correcto en labores defensivas y voluntarioso en ataque (aunque su conexión con Dembélé no fue del todo buena). Acumuló méritos para que Valverde le siga teniendo en cuenta.

Alternó acciones dudosas (fruto de la mala colocación, por ejemplo) con otras más meritorias, como su remate al palo en el arranque de la segunda parte. No anduvo del todo fino en el gol del Leganés. En el cuerpo a cuerpo con los jugadores del Leganés estuvo incómodo.

Pagó el peaje de su falta de continuidad. Llegó demasiado tarde a algunas acciones. Se entonó con el paso de los minutos, pero está lejos de ser el defensa sólido y contundente de sus primeros meses en el Barça. 

El gol del Leganés le pilló fuera de posición. En labores ofensivas tampoco se prodigó demasiado. Sufriente y superado, aún está lejos de la potente versión que ofreció el año pasado en el Betis, se le ve superado por los acontecimientos. 

Tuvo que multiplicarse para abarcar más campo de lo habitual: el 4-2-3-1 le obligó a jugar más desprotegido y lo acusó. Le costó ejercer labores de contención y apenas pudo conectar con los delanteros. Vio una amarilla que le impedirá jugar ante el Atlético y fue sustituido por Rakitic en el minuto 56.

El holandés apenas pudo intervenir en acciones de peligro pese a sus intentos por adaptarse al nuevo sistema de Valverde. Se movió bien entre líneas, pero con poca profundidad y sin demasiada fluidez. Sus características le permiten acoplarse bien a cualquier tipo de partido. Valverde lo sacó del campo en el 70' para dar entrada a Ansu Fati.

El poco juego que generó el Barça en Butarque nació de las botas del '10'. Se incrustó en la zona de la media punta (siempre muy tapado por jugadores rivales) pero no encontró espacios para moverse. Aun así, ejecutó la falta que originó el empate del Barça. 

Enérgico y activo, la pidió una y otra vez, pero volvió a coleccionar imprecisiones. Su toma de decisiones sigue siendo más que discutible: su físico va por un lado y su capacidad para interpretar el juego, por otro. Le puso voluntad pero le faltó precisión. Pudo sentenciar en el tiempo añadido pero estrelló su remate en el cuerpo de Cuéllar. 

Otro partido gris del francés: exiliado en la banda (primero en la izquierda y luego en la derecha), no se encontró cómodo en ningún momento, como si jugase desconectado de sus compañeros pese a sus esfuerzos por subirse a la dinámica del equipo. Fue sustituido por Arturo Vidal en el minuto 56.

Sin hacer un partido demasiado brillante ni fluido, tuvo la capacidad resolutiva que se le supone para marcar el gol del empate. Lo hizo en el arranque de la segunda parte con un buen remate de cabeza a pase de Messi. Se esforzó en sus peleas habituales con los defensas rivales, como de costumbre.

Su entrada prometía ser una inyección de vitaminas: lo fue porque anotó el gol de la victoria en una acción a balón parado. Estuvo en el momento adecuado en el momento perfecto para marcar el 1-2.

El croata sigue alejado del día a día del Barça: entró al campo para intentar darle un impulso al equipo. Se movió en la zona de creación aunque sin acciones de peligro. 

El joven delantero del Barça tuvo algo más de un cuarto de hora pero no intervino demasiado: le costó entrar en un partido especialmente áspero.