El 1x1 del Barça ante el Inter

Recibió un gol a los dos minutos y temblaba cada vez que el Inter se acercaba a su área. Evitó con una mano prodigiosa el segundo en una primera mitad en la que fue el mejor, otra vez. Y eso no es buena señal. 

Intervino muchísimo gracias a la defensa cerrada del Inter, que dejaba libres las bandas, aunque muy pocas veces con peligro. Sufrió en defensa y no supo encontrar vías de agua en los italianos. Pese a todo, no paró de intentarlo.

Salió al corte a los dos minutos, pero rechazó mal y el Inter lo aprovechó para plantar a Lautaro ante Ter Stegen y marcar. Luego, pese a tocar claramente balón, vio una amarilla por su excesivo ímpetu al ir al suelo. Mejoró algo en la segunda mitad.

Lautaro le retó en velocidad y le ganó antes de marcar cruzado. No estuvo mal, pero insuficiente ante un ataque medido y calculador del Inter, que creó muchos problemas a la línea defensiva del Barça. Tuvo muchísimo trabajo.

La lesión de Junior le resituó en el lateral zurdo, donde parece un cuerpo extraño. Le costó aprovechar su velocidad porque no se sintió cómodo a la hora de acabar las jugadas, por exigencias del guión, con su pierna izquierda. Eso sí, salvó dos goles, que es mucho.

De lo mejor del Barça en el primer tiempo. Cortó, juntó al equipo, presionó y jugó siempre con criterio. Su intensidad provocó incluso que viera la amarilla. Se desfondó y acabó cambiado a la hora de partido.

Jugó un mal partido, impropio de él. Arrancó bien, pero fue diluyéndose ante la telaraña presentada por Conte. No encontró socios y tampoco ejercer como tal. Le costó un mundo repartir caramelos, aunque mejoró cuando se situó de pivote.

Empezó enérgico, con ganas de ser protagonista, de dar continuidad al juego del equipo, pero no fue regular, estuvo algo impreciso en el pase y no encontró grietas en el Inter. Muchas ganas, pero poca efectividad.

No está al cien por cien y se nota. Sobre todo ante un rival tan bien organizado, intenso y preciso en el corte. Le costó un mundo encontrar fórmulas para hacer daño, para ser el de siempre. No dejó de intentarlo, de tirar del carro, hasta que se la puso a Suárez para gritar "tocado y hundido".

Lo intentó con un disparo y un cabezazo. Fue de lo poco que aportó y todo en la primera media hora. Cuesta entender su posición en el campo y, en parte, su aportación. Valverde tiene trabajo para ordenar sus piezas y le acabó sustituyendo.

Jugó un primer tiempo nefasto, eso es indiscutible. Pero es un futbolista que, como el personaje de Stallone, cuando más acorralado se siente, cuando más solo está, cuando le han dado por muerto, resurge de entre las llamas para marcar un golazo de volea y dar la vuelta al marcador.

Entró para meter una marcha más al centro del campo y lo consiguió. El Barça mejoró con él sobre el césped. Se mostró enérgico e implicado, siempre creyendo en la remontada.

Nada más salir desde el banquillo metió al Inter, si cabe, mucho más atrás de lo que ya estaba. Lo probó dos veces de rosca y buscó desequilibrar desde la banda.