El 1x1 del Barça ante el Dinamo de Kiev

Vio el balón, casi siempre, de lejos. El Dinamo buscaba salir al contragolpe con peligro, pero les costaba mucho acabar las transiciones, así que vivió un primer tiempo más o menos plácido. Le probaron con disparos lejanos que detuvo sin problemas.

Todo lo que hizo lo hizo en ataque, donde muestra maneras de futbolista importante. Le cuesta más en defensa, dejando su espalda, en ocasiones, demasiado desprotegida. Buscó entenderse con Trincao. Les faltan partidos, pero se fue arriba con energía y logró con un disparo abrir el marcador.

En el buen sentido de la palabra, que jugó sin complejos y confiando al cien por cien en sí mismo pese a ser su estreno en el primer equipo. Cortó, sacó el balón con criterio y estuvo siempre bien posicionado. En la segunda evitó un remate a bocajarro cortando un centro peligrosísimo y prolongó un córner para que marcara Braithwaite. Partidazo.

Es, probablemente, el jugador más regular del Barça, pero ante el Dinamo no tuvo un buen día. Eso sí, nunca se esconde.

Tiene pocas ocasiones para intentar demostrar a Koeman que sirve para el Barça, así que buscó aprovecharla desde el primer minuto. Subiendo, defendiendo y ofreciéndose sin miedo. Eso bien, pero la toma de decisiones le cuesta y, por muchas intenciones que tenga, no acaba de convencer.

Le costó entrar en el partido, pero, poco a poco, se hizo importante en el doble pivote. Menos de lo que debería exigírsele, aunque el protagonismo es para quienes juegan más adelantados. Lo suyo es tocar y tocar para dar continuidad.

Consciente de que las oportunidades escasean, se echó el equipo la espalda en los primeros minutos, pero su protagonismo fue diluyéndose con el paso del tiempo. Eso sí, no dejó de trabajar sin descanso.

De los pocos que busca el uno contra uno, lo que siempre es positivo y necesario. Lo hace con insistencia y energía, aunque le faltó algo de acierto en el primer tiempo. Mejoró en la segunda mitad, mucho más preciso en sus acciones.

Su fútbol es bello, brasileño al cien por cien, aunque a veces debería ser algo más práctico. Le faltó maldad para hacer daño a los ucranianos y, aunque no puede decirse que jugara mal, su ascendencia debería ser mucho mayor.

El menos es más encaja en él como un guante. Ni un toque de más, ni un toque de menos. Siempre en su justa medida en pro del fútbol práctico y, al mismo tiempo, más difícil de ejecutar. Se situó en la media punta. Koeman le da galones. El único lunar, una conducción defectuosa en una contra que prometía.

Su primera parte fue muy floja, pero en la segunda participó en los dos goles, el segundo tras aprovechar una prolongación de Mingueza a la salida de un córner. Forzó el penalti que él mismo se encargó de transformar, el tercero del Barça.

Da igual que juegue más o menos porque no se le olvida qué hacer cada vez que recibe el balón. Las da todas con intención de hacer daño y verticalidad. Koeman no puede permitirse el lujo de desaprovechar su talento y energía. Tuvo el tercero llegando desde atrás, pero su disparo se fue alto.

Aunque por galones parecía que le tocaba lanzar el penalti provocado por Braithwaite, Antoine entendió que debía ser el danés quien lo convirtiera. Estuvo a punto de marcar el cuarto con un disparo dentro del área y, a la segunda, lo logró. Le vendrá bien.

Convirtió prácticamente el primer balón que tocó en una asitencia para Braithwaite, derribado con penalti. No tiene relevo en la banda zurda porque la distancia es demasiado grande.

Fue la gran sorpresa de la noche en Kiev. El brasileño, desconocido para la afición y aún no presentado, debutó con el Barça en la Champions. 

Koeman le dio la oportunidad de debutar en la Champions en los últimosk diez minutos.