El 1x1 del Barça ante el Atlético

Se mostró seguro cada vez que le probaron, sin grietas y envió un balón a córner tras una falta muy peligrosa de Herrera. Eso en la primera. A los 21 segundos del segundo tiempo, apareció Koke solo en el área y le batió. Luego solo pudo parar la llegada de  Vitolo al área haciéndole el penalti que anotó Morata. Le llegaron demasiado solo.  

Cuando el barça embarrancaba en la tupida defensa del Atlético, el de Reus siempre aparecía en la banda para dar salida a sus compañeros. Se hartó de subir y bajar sin respiro. 

Ordenó la defensa cuando notaba desajustes, frenó a los delanteros colchoneros y sacó el balón siempre con criterio. Su único lunar, la falta a Lodi que le costó la amarilla. Marcó un gol anulado por un fuera de juego que solo vio el VAR.

El trabajo de Morata, Correa y Joao Felix no le dio ni un segundo de pausa. Tuvo muchísimo trabajo y lo pasó mal. Sobre todo en la segunda mitad, cuando mostró todas sus carencias. 

Pasan los años y ni siquiera se intuyen síntomas de que haya perdido velocidad. Sube la banda con potencia y buscó el área con peligro y verticalidad. Regaló un centro impresionante a Suárez que acabó en el gol de Griezmann. Sufrió con la reacción colchonera.

Asumió un papel vital en la creación situándose como último hombre en la salida desde atrás. El dibujo del Atlético le obligó a estar en constante contacto con el balón. Lideró con criterio y acierto. Un partidazo del de Badia del Vallès, que fue el motor del equipo. Acabó sustituido.

Ofreció una exhibición de recursos físicos dejándose ver por cualquier zona del campo, sumando en defensa y mostrándose peligroso en ataque. Centró para Suárez en el primer gol de Messi.  Enorme.

No fue un partido cómodo para el holandés, que estuvo muy vigilado y siempre recibió presionado con varios rivales. Le costó entrar en juego, pero no se rindió y acabó aportando mucho en el segundo tiempo.

Arrancó desde la banda izquierda, pero se movió hacia el centro cuando lo pedía el partido. Siempre ofreció líneas de pase y ayudas. Estuvo a punto de marcar tras peinar el balón a la salida de un córner y en un uno contra uno ante Oblak. Repitió con un intento de vaselina. A la tercera no falló, de cabeza y a placer.

Es el jugador en el que converge el fútbol del Barça. Todo acaba en él. Buscó el gol en varias acciones y forzó a Oblak a realizar una gran parada para evitar el gol del argentino. Peleó hasta batirle con un disparo preciso con la derecha. Luego le anularon un gol por unas manos que solo existen con la imagen detenida. Un atraco. Lo hizo todo para ganar, pero no le dejaron.

No descansa. Nunca. Corrió durante 45 minutos complicando la vida a la defensa colchonera. Cuando se aleja del gol, acerca a sus compañeros, como cuando se la puso a Messi para empatar. También remató de cabeza para que Oblak parara y remachara Griezmann. Un gigante.

Salió por Busquets y marcó el Atlético el tercero. Le tocó bailar con la mas fea.

Difícil puntuar a alguien que casi no entró en juego porque jugó los últimos minutos, ya a la desesperada.