El 1x1 del Barça ante el Alavés

El Barça agarró el balón y se lo quedó en propiedad. El monopolio que ejerció permitió al meta alemán vivir plácidamente la primera mitad, que vio de lejos. En la segunda la cosa se torció porque Pere Pons entró como un obús para recortar de cabeza. Luego la falta de coordinación con Piqué casi cuesta el segundo.

De regreso al lateral, el canterano se sintió cómodo,combinando con Messi, con Vidal, con Busquets y con quien se le acercara. Definitivamente, su fútbol brilla más en la banda que ejerciendo de interior. De más a menos, pero siempre sumando.

Asumió su papel de secundario, que era lo que pedía el partido. El Barça gana cuando el central no aparece tanto. Eso sí, cada vez que el Alavés se acercaba a su zona, cortaba por lo sano. En la segunda se mostró menos tenso y dio vida a los vitorianos. Un malentendido con Ter Stegen casi cuesta el empate.

Tras su nefasto partido ante el Inter, el francés volvió a la titularidad con la necesidad de convencer. No fue necesario esforzarse mucho ante un Alavés apático, pero se mostró seguro en el poco trabajo que tuvo. Cuando el rival apretó algo más, no pasó apuros.

Con Alba en el campo, quienes miran a la izquierda siempre encuentran la forma de descongestionar el tráfico. Ejerció más de extremo que de lateral y jugó con el brazo levantado, pidiéndolas todas. Se vació. Lo dio todo.

No le presionaba nadie y eso es media vida para un jugador que vive de los espacios. Con precisión casi matemática, movió al equipo a su antojo y se atrevió a lanzar balones en profundidad siempre muy peligrosos. Partido casi sin lagunas.

No para. No descansa. No pone nunca el modo pausa. Sube, baja y muestra un despliegue físico envidiable. Le falta fútbol para aprovechar tanto sacrificio, pero tiene mucha llegada y lo compensa con alma. Y eso es oro. Marcó su sexto gol esta temporada con un trallazo.

Se situó en el interior izquierdo y ejerció de centro de control, como el CPU de un ordenador. No se ve, pero su labor es básica para el buen funcionamiento del sistema. En su contra hay que decir que no siguió a Pere Pons, que llegó solo al área para rematar de cabeza sin oposición en el 2-1.

Vivió una primera mitad muy cómoda en la que le fue suficiente usar el cincuenta por ciento de sus posibilidades para liderar a un Barça que no encontró rival en los vitorianos. Marcó un gol legal que fue anulado por fuera de juego. Apareció para despejar dudas con un golazo, el 3-1 para su equipo.

No es la primera vez, así que habrá que empezar a pensar que es un especialista en marcar el primero, que nunca es fácil. Lo hizo, además, aprovechando una asistencia de Suárez y con la derecha. Va a más, sobre todo en su conexión con quienes mandan arriba. Ya es miembro del club.

Trabajó para el equipo, casi siempre de espaldas a la portería. Creando espacios entre los centrales y habilitando la llegada de la medular blaugrana. Suya fue la asistencia para que Griezmann abriera el marcador y para que Vidal hiciera el segundo. Messi le premió dejándole lanzar el penalti, que transformó con potencia.

Jugó los últimos diez minutos porque Valverde decidió que descansara antes de Navidad. Tuvo tiempo para demostrar que no está cansado. Cosas del entrenador.

Todo lo que sea seguir participando es una buena noticia para el de Granollers. 

Cuando hay que elegir entre Sergi Roberto y el portugués para el lateral derecho, el primero siempre gana la partida. Salió para dar descanso al de Reus.