El éxito se mide en títulos, en récords, en momentos. La selección española de baloncesto ha contado durante los últimos 15 años con una generación de jugadores excepcionales. Los Gasol, Calderón, Rudy, Reyes, Sergio Rodríguez, Navarro, Garbajosa… se han convertido en leyendas del baloncesto, llevando a España a cosechar todos los hitos del arte de meter puntos.
Un equipo campeón tiene siempre un punto de inflexión, una primera victoria que te convierte en ganador y te diferencia del resto. El Mundial de Japón de 2006 fue el punto de inflexión de la mejor generación del baloncesto español, el momento en el que demostraron al mundo que todo estaba a su alcance, y que, a partir de ese instante, todo era posible.
Tal día como hoy hace 15 años, un 3 de septiembre de 2006, España venció a Grecia en Saitama por 70-47 en la final del mayor evento internacional del mundo. El combinado nacional aplastó al equipo que había eliminado a los todopoderosos Estados Unidos sin el MVP del torneo, Pau Gasol. Superar obstáculos y nadar a contracorriente define la personalidad de un equipo campeón. La Grecia de Spanoulis y Diamantidis realizó la anotación más baja de la historia en una final de Copa del Mundo (Brasil se quedó en 41 en la de 1954).
Pepu Hernández, el técnico español, armó un equipo perfecto, sin fisuras, que suplió los puntos y el dominio de su estrella dándoles responsabilidad en ataque a Juan Carlos Navarro y Jorge Garbajosa, que terminaron con 20 puntos cada uno, y ofreciéndole a Marc Gasol el papel de líder defensivo que durante tantos años ha demostrado en la NBA. Superioridad en el triple, el rebote, asistencias, robos, tapones… España destruyó a Grecia en la final.
El camino hacia la gloria demostró una superioridad pasmosa durante la fase de grupos, los octavos y los cuartos de final, hasta llegar al partido que pudo cambiar la historia. España se enfrentó a Argentina en semifinales y un lanzamiento de tres fallido de Nocioni con 75-74 a favor de España en el marcador viró el rumbo hacia un horizonte lleno de éxitos, que 13 años más tarde, con la victoria en el Mundial de 2019, curiosamente contra Argentina, constató un final de ciclo que sin el Mundial de Japón de 2006 probablemente no hubiera existido.
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El oro de Japón marcó el camino de años y años de éxitos. Dos medallas de plata (2008, 2012) y una de bronce (2016) en Juegos Olímpicos, dos Campeonatos del Mundo (2006, 2019) y tres medallas de oro (2009, 2011, 2015), una de plata (2007) y dos de bronce (2013, 2017) en Campeonatos Europeos han convertido a la selección en leyenda y a sus integrantes en una generación de jugadores que tardará en repetirse.