El Iberostar Tenerife rompió los pronósticos en el duelo que abría la Copa del Rey ante Unicaja (88-78). Los tinerfeños demostraron que su excelente temporada no es fruto de la casualidad -de hecho habían ganado en la Liga en Málaga con autoridad- y se clasificaron por vez primera en su historia par para las semifinales de la Copa del Rey.
Lo hicieron a costa de un Unicaja que careció de argumentos consistentes y que usó y abusó del triple (34 lanzamientos desde más allá de los 6.75), ocho más que lanzamientos de dos para 12 canastas.
Este es un factor que puede explicar el desenlace, pero no todo. Porque sencillamente el Tenerife tuvo mucho mayor equilibrio en las dos mitades de la pista.
Sólida defensa y paciencia en ataque con excelente circulación de balón de la mano tanto de San Miguel como, especialmente, de Bassas. A partir de aquí fue edificando su ventaja ante un Unicaja sin ideas y cada vez más ansioso.
Tras el paso por los vestuarios (44-36) se fue acentuando la tendencia. El Unicaja empezando por Jaime Fernández que comenzó bien, se fue apagando y acabó lesionado, fue perdiendo argumentos.
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Y el Tenerife, paralelamente, fue creciendo en la convicción de que hacía las cosas bien y que ese era el camino hacia la victoria (66-51). Como así fue. Siempre encontró argumentos el colectivo de Txus Vidorreta que acabó haciendo suyo el duelo con autoridad. Las semifinales les esperan.