El Barça Lassa, vigente campeón de la Copa del Rey, logró el billete para semifinales a costa del Valencia en un pulso que se asemejó a un 'thriller'.
Muchos minutos de sufrimiento para un Barça que nadaba contracorriente y que daba la impresión de que acabaría ahogándose.
De hecho, la cosa pintaba mal ya en el segundo cuarto (13-24) con un Valencia que sabía mover con velocidad la bola, bien buscando tiros interiores o doblar para triples francos.
Pero con Pesic la palabra rendición no cabe en su particular diccionario. Redujo la rotación (Séraphin y Blazic apenas jugarían mientras que Kuric se quedó inédito) y pidió defensa a muerte a sus jugadores. Primero era cuestión de tapar la vía de agua atrás y luego crecer adelante.
Y lo consiguió en ambas facetas. Porque el Valencia no encontró con tanta fluidez las líneas de pase. Y en la otra mitad de la pista, primero Tomic y Heurtel, pero luego Singleton y, sobre todo, unos impagables Hanga y Ribas se fueron sumando a la causa.
Al descanso, el Barça ya había casi igualado el choque (37-39) y minuto a minuto fue creciendo. Era un pulso para gente dura y valiente, no para finos estilistas.
Y los azulgranas lo supieron entender y aceptaron el reto que les proponía un Valencia iluminado por un Dubljevic que iría de más a menos.
Era cuestión de tener el corazón caliente y la mente fría. Y el Barça la supo tener en el último cuarto donde dio la estocada al encuentro. A cuatro minutos para el final el pulso estaba en tablas (73-73).
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Y ahí el Barça puso la directa con unas buenas defensas y dos triples de Hanga más un 2+1 de Ribas. Partido solventado (84-73) y ahora el Tenerife es el último obstáculo de cara a la gran final.