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No fue la noche redonda que esperaba el madridismo. Karim Benzema era el ganador virtual del Balón de Oro desde que conquistó la Champions League, pero la amplia representación blanca, encabezada por Florentino Pérez, esperaba más. En especial, el premio al mejor equipo del mundo que fue para el Manchester City. El Madrid ni tan siquiera fue segundo. Tuvo que conformarse con el tercer lugar por detrás del Liverpool.
La cara de Florentino Pérez lo decía todo, si bien mejoró cuando Benzema subió al escenario y centro gran parte de las palabras del ganador: “El presidente es un miembro de mi familia, me dio la oportunidad de firmar por el Madrid y desde ese día siempre me ha apoyado". El galo también se acordó de Jean-Michel Aulas, sentado al lado Florentino, y de la academia del Olympiuqe deLyon.
Zinedine Zidane fue el encargado de entregarle el premio justo después de que otro emblema madridista también entregara otro trofeo. Todo parecía preparado que Luis Figo daría la distinción a mejor equipo al Madrid, pero lo que subieron al escenario fueron Ferran Soriano, Txiki Begirisitain, De Bruyne y Ederson, por parte del City.
Fuera del Top 5
Tampoco sentó excesivamente bien comprobar como ninguno de los campeones de Europa figuran en el Top 5. Después de Benzema, hubo que alejarse hasta la séptima posición para encontrar a otro futbolista blanco, el meta Courtois, quien ganó el premio Yashin a mejor portero.
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En octava posición quedó Vininicius y en novena Modric, que ni tan siquiera viajaron a París. Al final, fue una fiesta del fútbol francés por encima del Real Madrid. Se reivindicó mucho los orígenes del delantero y el éxito de que un jugador del país volviera a ser Balón de Oro 24 años después de que lo ganara Zidane. Kopa, Platini (3) y Papin fueron sus antecesores.