Cada vez son más los acontecimientos deportivos que se están viendo afectados por la amenaza del coronavirus. Las grandes aglomeraciones de gente y de nacionalidades están vistas como un peligro real y comienzan a intentar evitarse a toda costa. Y, como es lógico, uno de los eventos en los que suele haber una masa de deportistas más amplia y heterogénea con cientos de nacionalidades mezclándose es un maratón. Ya el pasado fin de semana el Maratón de Tokio vetó la participación a los atletas populares (solo se disputó la versión élite) y el Medio Maratón de París suspendió por completo la carrera y dejó sin correr a 44.000 inscritos (lo avisó el día antes, por cierto).
Pues bien, una de las próximas grandes citas del mudo atlético es la Marató de Barcelona, que se disputa el próximo domingo 15 de marzo y para la que hay más de 20.000 inscritos. A pesar de que nadie se ha pronunciado al respecto, lo cierto es que existe la posibilidad real de que se tenga que suspender a tenor de los últimos movimientos del departamento de sanidad, que recientemente ha decidido que se jueguen a puerta cerrada los partidos entre Valencia y Atalanta y Getafe e Inter (también los duelos de baloncesto Valencia-Armani Milano y Girona-Venecia).
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La organización de la prueba barcelonesa se reunirá este miércoles para valorar la situación y tomar las medidas pertinentes. En cualquier caso, la amenaza de suspensión de la clásica barcelonesa (una de las maratones más reputadas de Europa) es totalmente real.