El equipo español de balonmano femenino cierra la fase de grupos ante Rusia con el único objetivo de consolidarse como segunda de grupo. La inesperada derrota ante Hungría le ha dejado sin opciones a ser cabeza de tabla. A falta de la quinta y última fecha, España marcha tercera con cuatro puntos después de caer también en el debut frente a Suecia (24-31) y derrotar a Francia (25-28) y Brasil (27-23).
Las de Carlos Viver, que han llegado a la cita olímpica con el cartel de subcampeonas del mundo, afrontarán un duelo vital ante el combinado ruso sabiendo el resultado del Francia - Brasil: francesas y/o brasileñas se colocarían virtualmente por encima de España. Un empate dejaría a la selección fuera los cuatro primeros puestos antes de medirse a las del este.
El gran objetivo es repetir lo ocurrido en Londres 2012: alcanzaron las semifinales del cuadro y regresaron a España con una medalla de bronce bajo el brazo, hasta ahora la única medalla olímpica en la historia del balonmano femenino. En Río de Janeiro 2016, donde no llegaron con buenos resultados ni en el Mundial ni en el Europeo, las españolas no pudieron pasar la barrera de los cuartos de final (6º puesto).
Las Guerreras, algo menos favoritas
Las Guerreras afrontan su quinta participación en unos Juegos Olímpicos. Anfitrionas en Barcelona 1992, la delegación española de balonmano femenino comenzó a asentarse a nivel olímpico a partir de Atenas 2004, con el único pero de Pekín 2008: España no logró el pase y tuvo que esperar a Londres 2012, donde alcanzaron un tercer puesto histórico.
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España es, junto a otras selecciones como Noruega, Países Bajos o Suecia, una de las principales aspirantes al medallero olímpico. Aunque las derrotas ante Suecia y Hungría le han hecho perder fuelle en los pronósticos: Rusia y Francia también han entrado en la torna y son alternativas a las noruegas y a las neerlandesas, que han dominado con puño de hierro el otro grupo.