Trece años y casi ocho meses después, Svetislav Pesic volvía a sentarse en el banquillo del Barça Lassa. El técnico de Novi Sad fue el elegido, como remedio de urgencia, para intentar reactivar los biorritmos de una afición decepcionada y un conjunto alicaido tras la frustrante etapa de Sito Alonso.
Pesic apenas ha tenido un par de entrenamientos con sus nuevos pupilos. Pero desde el primer instante dejó claro su ideario innegociable: máxima intensidad atrás los 40 minutos con espíritu de sacrifico y solidaridad en ataque. Primero ganar y si se puede jugar bien, pues mucho mejor. Y lo cierto que por lo que se vio en este 'reestreno' en el Palau, sus nuevos pupilos han captado el mensaje y han interiorizado lo que espera de ellos su nuevo entrenador.
El Barça creció en este duelo, precisamente, a partir de una defensa rocosa (39 rebotes por 22 del Bilbao), sin levantar el pie del acelerador ni un momento, con solidaridad. Una intensidad a la que ayudaron las constantes rotaciones de Pesic (jugaron los 12 del acta) para mantener en un tono alto las prestaciones de sus pupilos que acabarían igualando el mejor registro defensivo de la temporada (58). Y de media pista en adelante, los azulgrana también ejercieron esa imagen solidaria (26 asistencias) con velocidad y constantes pases extras dentro-fuera para buscar las mejores opciones de tiro.
En este contexto, el partido siguió un guión lógico. El Bilbao -que llegaba con necesidad de revertir su delicada situación- estuvo dentro del choque los dos primeros cuartos pese a que tuvo que lidiar con un lastre: su escasa puntería desde más allá de los 6.75 (6 de 22 triples): A los bilbainos les tocó picar piedra a la hora de anotar canastas, básicamente a partir de las penetraciones.
El Barça mandó primero a partir de la capacidad de general de Heurtel y Ribas, pero no pudo romper el duelo (23-11 sería su máxima renta en esa fase) porque peco de precipitación ofensiva: lanzó más tiros de 3 (16) que de dos (15).
Pero tras el paso por los vestuarios (35-27), el conjunto de Pesic salió desmelenado con un Tomic imperial en la pintura que capitaneó un parcial de 14-2 (49-29) que, ahora sí, rompió el choque. Quedaban 15 minutos pero la virtud del Barça -cualquiera no la tiene con Pesic como entrenador- fue seguir apretando, ahogando al rival hasta desmenuzar el duelo.
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Buenas sensaciones, pues, en el estreno del veterano técnico serbio y ahora a ver que pasa con la Copa del Rey. Eso sí con permiso del sindicato de jugadores y su manida huelga. Pero lo importante es que este Barça sea capaz de reactivarse y ser -con sus virtudes y defectos- un equipo que crea en lo que hace. Y con Pesic tienen sin duda un maestro espléndido.